Fotografía | Algo que solo sea tuyo

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Algo que solo sea tuyo es una muestra del trabajo fotográfico que vengo haciendo. Fue presentada en Espacio 33, Galería Tiana y actualmente está colgada en el bar de Timbre 4. La muestra fue el resultado de un proceso que comenzó en el primer taller de Todo es propaganda de lo que creemos.

El poema sucede.

En cualquier parte. Cuando nadie mira.

La fotografía es una forma del poema. Escribir sobre la imagen es inútil. Nada precisa menos intérprete que la luz sobre el mundo. Sin embargo, en una arqueología del sentido impreciso, del deseo nace la necesidad de acompañar esta muestra donde el tiempo es a la vida lo que la mirada de Ignacio Rial Schies le permite. El tiempo no termina de pasar y es en el borde de su cicatriz donde el ojo de poeta hace lo suyo. Transforma lo que está en lo que fue y en lo que no será. Sin violencia nos invita a contemplar el inquietante todavía. No hay gloria sin pasado que inventarse ni futuro que no penda del frágil hilo del que hoy tironeamos.

 

Algo que solo sea tuyo se aproxima a la caída, el abandono y la pausa, esas incomodidades que evitamos por costumbre. Alea iacta est> o Carpe diem susurra este paisaje donde lo humano es apenas un rastro, una fuerza que arrasó sin determinación, por accidente y con torpeza, dejando tras su paso una belleza terca, desmedida e inhóspita sobre la que rara vez nos detenemos, temerosos quizá de identificarnos con esa fugacidad inadmisible que al fin del cuento somos.

Si el poeta, el fotógrafo, acepta ser el eco de la piedra que arroja, descubrirá que las ondas expansivas de su luz vibran donde resuena lo inefable.

El título de esta selección nos desafía a preguntarnos qué sería ese algo solo nuestro. Cada imagen ofrece respuestas diferentes pero en todas yace una evidencia: nuestro bien más preciado es un punto de vista, ese que determina el grado de belleza y verdad que aún podemos tolerar o descubrirle al mundo.

Macarena Trigo


Es la misma fotografía, quizás la fábrica más productiva de misterios en la historia, la que vuelve irrelevante cualquier comentario sobre estas imágenes. Pero no por eso dejo de preguntarme sobre su sentido. Por momentos dudo que sean más que el imaginario privado de un relato autobiográfico, metáforas que condensan lo que creo haber vivido, una heráldica personal en una época cuando ningún símbolo es sagrado.

Pero si hay en ellas algo distinto del narcisismo de una mirada, es quizás una conversación que me oigo tener casi constantemente. Porque nada de esto tendría sentido si no abriera algún tipo de diálogo, de intercambio, de vínculo. En esa conversación descubrí que Algo que solo sea tuyo podría haberse llamado también Pompa fúnebre del amor romántico.

No es por la relación que guarden estas fotos con mi experiencia que las muestro. Esto no es ni un diario visual ni un confesionario. Es porque creo, quiero que sea cierto, que no soy el único que necesita tener esa conversación, y porque para eso me falta también un lenguaje nuevo, menor quizás, para entendernos y compartir la marcha en ese cortejo.

La idea de que hay un mundo allá afuera y que cada uno es una isla es útil solo a fuerzas que nos son ajenas y apuntan a destruirnos. Recuperar con alegría lo impropio, que como tal es de todos, replegarnos aunque sea un momento sobre el fugaz estar juntos, es el motivo de cualquier diferencia que podamos producir hoy en la eterna repetición de lo mismo.

Ignacio Rial-Schies


De la primera muestra en Espacio 33