Galería Tiana es un proyecto que llevo adelante en el hotel del mismo nombre sito en Humberto Primo 629 en el barrio de San Telmo, en Buenos Aires. Las muestras, generalmente grupales, buscan integrar la obra de artistas de distintas disciplinas, e intentan poner en diálogo distintos lenguajes de las artes visuales.
¿Dónde guardamos los recuerdos? es una muestra en Galería Tiana que surgió del primer taller de Todo es propaganda de lo que creemos en 2020 y quedó suspendida al comienzo de la pandemia de Covid-19. Lo que sigue son las invitaciones a la muestra y el texto curatorial.
Quizás el arte sea el único lugar donde podamos, todavía, conectar libremente los puntos. Conectar ideas con imágenes, o con sensaciones antes que con palabras. Conectar el tiempo también, romper los órdenes de qué viene antes y qué después. Llegar a relaciones nada menos que absurdas, pero no por ser contrarias a un sentido común, sino inauguradoras de uno nuevo. La línea como abstracción más simple de esas conexiones, y a la vez como borde de una forma, donde empezamos a verla. La línea como recorte y también como tejido. O la textura que son estas letras, que en sucesiones siempre cambiantes intentan hablar de lo que no requiere palabras.
Esta muestra surge de conexiones semejantes. Las fotos en blanco y negro que son el material de Belén Espinosa para construir, coser, cortar, componer, y ofrecernos así el panorama de un tiempo que existe único y preciosamente en sus imágenes. Las telas e hilos saturados de colores que arman las figuras y los cuerpos que nos convida Mariana Szulman también tejen un tiempo diferente, una contemporaneidad en formas de hacer y vincularse con la propia experiencia. Las investigaciones de Mariela Beker sobre lo que llevamos dentro, la pregunta por dónde se alojan en la carne el sentido y la sensación, y cómo trabajamos la forma de eso que no deja de derramarse.
Cómo nos afecte eso es la pregunta que nos motiva a seguir haciendo y a compartir lo que solo significa cuando nos abrimos al encuentro.
Inauguración: 13 de septiembre de 2019, 20:00 hs
Humberto Primo 629, San Telmo, Buenos Aires
La luz y la forma ya habitaban el mundo antes de que les diéramos nombre. En la yuxtaposición de los collages de Luciana Barroso, cargados de imágenes totémicas que moran en espacios imaginarios; Daniel Rotela, con sus retablos hiperclaros, que bañan la mirada con las luces del recuerdo y las vistas iridiscentes en los paisajes y rostros que Lucas Lorizio crea, emerge una pregunta sobre esa luz y esas formas.
La recepción de un hotel es un lugar sobre todo de paso. Pero no por eso deja de ser un lugar. Y, si pudiéramos borrarnos así a nosotros mismos de esta situación, si en lugar de verla como la muestra de tres artistas argentinos en un hotel del barrio porteño de San Telmo, que también lo es, si la sintiéramos como algo que está pasando más allá de nosotros, quizás entendamos algo.
Quisiéramos que esta muestra sea el punto de pasaje hacia otras formas de ver y concebir el espacio. Formas paradojales, contradictorias, incongruentes. Formas que nos saquen de la repetición incesante de lo mismo, de ese paseo frívolo en el que a veces se convierte el turismo, y nos acerquen un poco a otras formas de conocer y contemplar.
La diferencia entre un objetivo propuesto y un resultado obtenido puede tener muchos nombres, pero me interesa uno en particular: experiencia. Eso es lo que compone al arte, creo. No como un registro de algo que acontecería más allá, sino de un proceso contenido en sí mismo, una parte de la conversación interminable que es la vida.
Esencia y azar, esta muestra que reúne obras recientes de Gabriela Pisercha y Clara Giménez Zapiola, es una suerte de testimonio. La pregunta que las moviliza a pintar, la que parecen responder es: ¿por qué seguir usando la pintura como siempre? O mejor, ¿qué pasará si lo hago de esta otra manera?
Así, la sucesión de decisiones que sedimentan sobre una obra, deja de ser una serie de pasos a seguir para asumirse parte en esa conversación. Cada pieza es un diálogo entre la imaginación y los materiales que, a la vez, abre el espacio a nuevas posibilidades.
La búsqueda de nuevos soportes, nuevas herramientas, nuevos para sus prácticas creativas, pero quizás ya disponibles, empuja los límites de lo esperable. En lugar de ser el punto de partida, son puntos de pasaje, en un trayecto donde lo natural y lo objetual no son ya algo a representar, sino parte misma de la obra y su proceso de creación.
The difference between a set goal and the result obtained may have many different names, but I am interested in a particular one: experience. That is what makes up art, I believe. Not as the record of something that could happen elsewhere, but as a self-contained process, a part of the unending conversation that life is.
Esencia y azar, the show that brings together the most recent works of Gabriela Piserchia and Clara Giménez Zapiola, is a kind of testimony. The question that moves them to paint, the one they seem to answer is: why should we use paint as we always did? Or better yet, what would happen if we did it this other way?
Like that, the successive decisions that sediment on the work stop being series of steps to follow, and are instead acknowledged as part of that conversation. Each piece is a dialog between imagination and the the materials which, in turn, opens up the space to new possibilities.
The search for new surfaces, new tools, new to their creative practices, but perhaps already available, pushes the limits of the expectable. Instead of being the start, they are a point of passage in a journey where the natural and objectual are no longer there to be represented, but parts of the work itself and its process of creation.
Catálogo de la exposición en PDF.
Nadie pretendería que una muestra en la galería de un hotel diga demasiado sobre el estado del arte en donde tiene lugar, ni que las obras hablen mucho sobre nada en particular. Pero igual van a hacerlo.
Y es que hoy, cuando estamos todos tan ocupados en la reproducción de lo mismo, de lo agradable, de lo vendible, tomar un pincel, sacar una foto o juntar chatarra, pueden ser el primer paso de una gesta revolucionaria. Reclamar la creatividad que nos hace humanos y compartirla es la primera premisa de nuestro programa.
Por no seguir otro método que el de las afinidades electivas, de los compañeros y amigos que nos hicimos en ese camino, el concepto no tuvo chance de ser pensado de antemano. Es la interpretación de lo que nos vino dado, como los oráculos en las varillas del i-ching, la borra del café o las tripas de un pollo sacrificado en el equinoccio de otoño.
Lo aleatorio es entonces fundamental, porque como tal, no es otra cosa que una forma de ordenamiento, una forma de lidiar con las contingencias. Y el arte es el lenguaje a través del cual adquiere sentido.
Nobody would expect for an exhibition in a hotel’s gallery to say much about the state of the art where it takes place, nor the works to speak about anything in particular. But they will anyway.
And that is because today, when we are all so concerned with the reproduction of the same, the likeable, the sellable, taking a brush, a picture or collecting junk could be the first step in the course of a revolution. Reclaiming the creativity that makes us human and sharing it is the first premise in our program.
Not following any method but that of the elective affinities, of the colleagues and the friends we made along the way, the concept had no chance of being conceived beforehand. It is the interpretation of the given, like the oracles in the sticks of the I-Ching, used coffee grounds or the guts of a chicken sacrificed in the autumn equinox.
The random is then fundamental, because as such, it is nothing other than a given order, a form of dealing with contingencies. And art is the language through which it acquires a sense.
Las obras que María Eugenia Petre trae la muestra son parte de su serie Desnaturalización. Su interés original, antes de volcarse a la línea en la forma más sintética y personal, estuvo motivado por lo que quizás sean los vestigios más enigmáticos de la actividad humana sobre la Tierra, los monumentos megalíticos conocidos como dólmenes y los menhires.
Al partir de esas formas pétreas, la exploración de la autora traza los contornos siempre vibrantes de nuestras formas de lidiar con el entorno, de dejar nuestras marcas, de recordarnos a nosotros que aquí estuvimos. Ese es el recorrido de la desnaturalización. El acto creativo en sí mismo, en su repetición, produce algo siempre diferente y no deja de recordarnos que el pasado y el futuro son dimensiones que existen solo en la obra, en el hacer, en el presente continuo del estar haciendo.
The works María Eugenia Petre brings to the show come from her series Desnaturalización (“denaturalization”). Their original interest, before commiting to the line and shapes in their most synthetic and personal form, concentrated on what may well be the most enigmatic vestiges of human activity on Earth, the megalithic monuments known as dolmens and menhirs.
Starting with these petrous forms, the author’s exploration traces the always vibrating contours of the ways we deal with our environment, the marks we leave, the reminders that we have been here. That is the journey of denaturalization. The creative act in itself, in its repetition, always produces something different and never ceases to remind us that the past and the future are dimensions that only exist within the work, in the continuous present of doing.
La obra que Santiago Vitale presenta en (INTER)FAZ fue construida con material de descarte, con chatarra electrónica encontrada en la vía pública que originalmente tenía otro objetivo, generar y reproducir imágenes en movimiento. Quizás entreveamos en eso dos aspectos de la obra: visibilizar el consumo desmedido de equipos electrónicos que, a la vez, homogeneizan las formas de estar, ser y entender la belleza, y llamar la atención sobre el impacto ambiental que estos consumos tienen.
Con el excedente, el resto que produce su contemplación, estas piezas yuxtaponen elementos mucho más allá de su materialidad. No son solo circuitos rotos y piezas de electrónica que ya nunca cumplirán el objetivo para el que fueron diseñadas; son una metáfora ensamblada de cómo las reglas impuestas para el consumo y el comercio de imágenes no tienen hoy otro destino que ser reutilizadas.
The works presented by Santiago Vitale at (INTER)FAZ were constructed with waste material, with electronic junk found on the streets, which originally had another goal, generating and reproducing moving images. We might thus recognize two aspects of his work: to turn the excessive consumption and usage of electronic equipment visible, which in turn homogenizes the ways we comprehend being and beauty, and drawing attention to the environmental impact that this consumption has.
With the excess, the remainder that their contemplation produces, these pieces juxtapoze elements far beyond their materiality. They are not only broken circuits and pieces of electronics that will never again fulfill the purpose they were designed and produced for. They are an assembled metaphor of how the rules imposed on the consumption and commerce of images have today no other destiny than being salvaged.
Construir una poética de las imágenes fotográficas, hoy cuando todos cargamos dispositivos capaces de producirlas siempre con nosotros, es un ejercicio de repeticiones. ¿Hace la cámara acaso otra cosa que no sea repetir? Pero en la búsqueda de diferencias entre esas máquinas, en el rescate de aquellas que hace tiempo parecían haber quedado obsoletas, en el regreso a la película como soporte para la imagen, crece también lo que salva.
El cuerpo humano tiene en la obra de Santiago Agustín un lugar central, pero la selección que presenta en (INTER)FAZ hay el comienzo de algo nuevo. La exploración de las dobles exposiciones, la superposición de imágenes que se da efectivamente solo en el interior oscuro de la cámara de fotos, proponen una apreciación distinta de la causalidad y del tiempo, una ampliación del campo de lo posible y del reino de lo imaginario.
Constructing a poetry of photographic images, today when we all carry devices capable of producing them always on ourselves, is an exercise in repetition. Does the camera do anything other than repeating? But in the search for differences between these machines, in rescuing those that had seemed obsolete, in returning to film as a support for the image, also grows the saving power.
The human body has a central place in Santiago Agustín’s previous work, but in the selection he presented in (INTER)FAZ there is the start of something new. The exploration of double exposures, the superposition of images that effectively happens in the dark interior of the camera, that proposes a distinct appreciation of causality and time, the extension of the domain of the possible and the reign of the imaginary.